Llevas semanas o quizás meses preparando este momento. Has reunido toda la información que necesitabas para elaborar un currículum vitae irresistible, has buscado las mejores plantillas para plasmar tu currículum de forma atractiva, te has estudiado de memoria cada uno de sus apartados para saber explicarlos al detalle e incluso has realizado algún curso de formación complementario por el camino para mejorar ese pequeño vacío formativo que tenías.
Y cuando te has presentado en la empresa para realizar la ansiada entrevista que te permitirá acceder al puesto de trabajo que tanto deseas, los nervios te han jugado una mala pasada: las palabras no han acudido a tu mente como de costumbre, las manos y el cuello te temblaban, la boca se te ha secado como si de un riachuelo en plena sequía se tratara y el sudor, por el contrario, ha empapado tu camisa. ¿Es así?
Los nervios a ser evaluado y, concretamente, el temor a hablar en público o ante una persona con poder de decisión en una empresa, pueden conducirnos a un estado como el que acabamos de describir, que echa por tierra todo el esfuerzo y el tiempo invertidos en preparar una buena entrevista. Por eso queremos darte una serie de consejos para que acudas a tu próxima entrevista con mayor seguridad y confianza, pudiendo demostrar lo que vales y optando al puesto de trabajo con mayor garantía de éxito:
La preparación es fundamental porque te permite acudir a la entrevista con confianza
Transmitir seguridad en uno mismo allana el camino de la entrevista y establece un buen tono para la conversación, con lo que el feedback que te transmite el entrevistador es más relajado, cosa que aún te tranquiliza más. No se trata solamente de preparar aquellas partes de tu currículo por las que es probable que te pregunten. Además de saber explicar con precisión tu historial académico y laboral, debes estar preparado para responder a una serie de preguntas sobre tus expectativas laborales, tu capacidad de trabajo en equipo, cuáles crees que son tus puntos fuertes y en cuáles puedes mejorar, etc. Son todas preguntas habituales en una entrevista, pero sin la preparación adecuada pueden dejarte en blanco y aumentar tu nerviosismo.
Ensaya tu entrevista con algún amigo o familiar
Se trata de un juego de roles o role playing, en el que tu colaborador hará el papel de entrevistador y tú desempeñarás el que te corresponderá en la vida real: el de entrevistado. Gracias a esta escenificación podrás practicar tus respuestas y enfrentarte a las preguntas improvisadas que tu entrevistador ficticio te formule. Pero cuidado, este entrenamiento debe servir únicamente para practicar tu forma de responder, no para recitarlas de memoria como un papagayo. Sé flexible en tus respuestas y pide siempre opinión sobre tu desempeño a tu ayudante. Así podrás ir puliendo tu entrevista.
Practica tu postura corporal
Ésta es importante no solo para trasmitir seguridad y autoconfianza a quien tienes delante, sino para transmitírtelas a ti mismo. La espalda encorvada, el ceño fruncido o retirado en señal de miedo, los brazos y piernas cruzados y los hombros encogidos no hacen más que decirle a tu cerebro que estás en una situación que te provoca ansiedad. Empieza por ensayar una buena postura que te haga sentir a gusto contigo mismo y verás como los nervios empiezan a disiparse. Fíjate en tu postura corporal en una situación en la que te encuentras relajado de manera natural y memorízala. Luego ensáyala e incorpórala a cualquier otra situación.
Grábate en vídeo
Hazte con una videocámara sencilla y graba tu sesión de juego de roles, por ejemplo. Luego podrás visualizarla y tomar nota de aquellas respuestas, gestos corporales y posturas que no te han gustado. Luego practica la forma en que te gustaría realizarlos y vuelve a realizar otra grabación, comparándola con la anterior. Verás que has mejorado sustancialmente.
Si sigues todos estos pasos, verás que tu autoconfianza crece considerablemente y tus nervios desaparecen en tu próxima entrevista.