En la mayoría de entrevistas, los entrevistadores suelen invitar a los propios postulantes a que planteen algunas preguntas. Así esto se dé al final de la entrevista o durante la misma, es un punto clave del que puedes obtener muchos beneficios.
Los entrevistados suelen dirigir esas preguntas de dos maneras. Por un lado, algunos optan por realizar pausas en determinadas etapas de la entrevista para comprobar si los postulantes desean realizar alguna pregunta. Por otro lado, otros prefieren avisarles a los postulantes con anticipación que al final de la reunión habrá una sesión de preguntas.
En este sentido, sí es recomendable que hagas preguntas, pero siempre debes tener cuidado con ellas. Tus preguntas demostrarán que estás interesado, sin embargo, no es recomendable que interrumpas al entrevistador para realizarlas, ni que preguntes sobre sueldos, vacaciones, horario laboral, etc.
Tus preguntas deben demostrar que estás impaciente por empezar a trabajar. También puedes preguntar sobre el proceso de selección y cómo te informarán de los resultados. Pero no es recomendable que presiones al entrevistador, ni que insinúes que cuentas con otras ofertas laborales.
Finalmente, siempre es bueno detenerse a pensar bien cada pregunta. Por ejemplo, en lugar de “¿Tendré que viajar?”, puedes decir, “el puesto exige viajar, ¿verdad?” La forma cómo dices las cosas es muy importante.