La entrevista de tensión o de provocación de tensión es aquella en la que se emplean modos y actitudes que tienen como objetivo provocar tensión en el candidato.
Se utiliza fundamentalmente en las entrevistas para cubrir aquellos puestos que deben desempeñarse en condiciones de gran tensión. En estos casos, el entrevistador necesita saber como reacciona el solicitante al elemento presión. Personas con poco control emocional suelen perder el control por lo que se pueden detectar los engaños preguntando minuciosamente al candidato.
Hay diferentes métodos de inducir situaciones de tensión. Las más habituales son:
- Criticar las opiniones del aspirante acerca de algunos temas
- Interrumpir al entrevistado
- Guardar silencio durante un largo periodo de tiempo después de que el candidato haya acabado de hablar
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Otras veces no es sólo el entrevistador el que puede generar una situación tensa. En ocasiones son los propios candidatos los que no son fáciles de entrevistar, ya que son ellos los que intentan conducir y dirigir la entrevista, ya sean o no conscientes de ello.
Sin embargo, este método debe aplicarse con extremo cuidado. No se debe usar con candidatos que, en una situación tensa, hayan mostrado signos de desequilibrio emocional.
Normalmente, no se debe usar al comienzo de la entrevista porque este proceder imposibilita la comparación entre el comportamiento normal del candidato y el que se produce bajo tensión. Tampoco debe usarse al final de la entrevista porque es recomendable dar al candidato la oportunidad de recobrarse de la tensión antes de su terminación.
No existe ningún método que a priori genere tensión en todos los candidatos. Uno puede dejar frío y relajado a un tipo de persona, mientras que usando otro se le puede causar una respuesta emocional.