Tener buenas referencias es un elemento fundamental para conseguir buenos puestos de trabajo. Sin embargo, cuando acabas de terminar los estudios y comienzas la carrera laboral, es muy difícil contar con referencias de supervisores, jefes o compañeros. Pero no te preocupes, hay otras referencias de las que puedes echar mano.
En primer lugar, referencias académicas. Puedes hablar con tus profesores o tutores: ellos conocen tu capacidad intelectual, tus habilidades y tu disposición para el trabajo en equipo.
También puedes recurrir a tus instructores deportivos o de alguna otra actividad extracurricular. Ellos podrán dar fe de tu disposición para aprender cosas nuevas y adaptarte al cambio. Si están relacionados con tu área profesional, mucho mejor.
Además, tus vecinos pueden hablar de ti y de tu familia, de una manera más personal y franca. Sin embargo, este tipo de referencia no aporta mucho a nivel laboral y puede llegar a ser contraproducente.
Pero si ya has tenido algún trabajo o alguna experiencia laboral, es importante que tus antiguos supervisores o compañeros sean quienes te redacten una referencia personal. Aunque esto no siempre es fácil. Antes que nada, tienes que ganártela. Nadie hablará bien de ti en un documento si no has demostrado tener una buena conducta y una excelente disposición. Aquí tienes algunos consejos que pueden venirte bien para solicitar la carta de recomendación.