Si estás buscando empleo, antes que nada es importante que conozcas algunos aspectos básicos sobre la contratación laboral.
En este sentido, resulta fundamental que conozcas los diferentes tipos de despido y cuáles son sus características. Los más comunes son el despido objetivo, el disciplinario o el colectivo, entre otros tipos de despido.
Por tanto, en el artículo de hoy, definimos el concepto de despido laboral y explicamos todas estas modalidades. ¡Descúbrelo a continuación!
Despido laboral
Todas las personas nos podemos enfrentar a esta situación en alguna ocasión. Concretamente, cuando hablamos de despido nos referimos a la extinción de la relación laboral y contractual de forma unilateral por parte de la empresa o el empleador.
Es decir, se entiende como la finalización de la relación que se mantiene entre una empresa y el trabajador, lo que conlleva el fin del contrato laboral existente entre ambos.
Características esenciales del despido
Para que un despido tenga lugar, primero se debe comunicar esta decisión previamente al trabajador. El siguiente paso es formalizar la finalización del contrato de trabajo de forma legal.
Y, por último, otra de las características básicas a destacar es que se trata de una decisión que toma la empresa, por lo que es unilateral.
Modalidades de despido
Pero, ¿todos los despidos son iguales? No, existen diferentes modalidades en función de las causas o la legalidad del despido laboral. ¡Las comentamos!
En función de las causas
Podemos encontrar dos modalidades según cuáles sean los motivos para poner fin a la relación laboral:
Despido disciplinario
Uno de los despidos más comunes es el disciplinario. Tiene lugar por un incumplimiento del contrato por parte del trabajador. Es decir, cuando un empleado no cumple con sus funciones y responsabilidades.
Por ejemplo, no respetar el horario de trabajo, no acudir a trabajar, disminución del rendimiento laboral, faltar el respeto al equipo de trabajo, etc.
Despido objetivo
Las causas más habituales que llevan al despido objetivo son cuestiones técnicas, de producción, económicas u organizativas. En este caso, el despido puede ser individual o colectivo.
Cuando ocurre, la empresa debe indemnizar al trabajador con 20 días por año trabajado en un máximo de 12 mensualidades.
Despido colectivo
Cuando se produce un despido colectivo, se suele realizar un ERE. Este tipo de despido se caracteriza por despedir a un número significativo de empleados. Como hemos comentado anteriormente, la empresa debe abonar la indemnización a los empleados.
En función de la legalidad
Al mismo tiempo, todos estos despidos, tanto el disciplinario como el objetivo, pueden ser procedentes, improcedentes o nulos. Estas son sus diferencias:
Despido procedente
Un despido es procedente cuando la empresa demuestra que la decisión de acabar con la relación laboral con el trabajador es justa y tienen las causas suficientes para despedir al empleado.
Despido improcedente
Al contrario, cuando no se cumple con la legalidad y la compañía no tiene motivos para despedir al trabajador, el empleado puede recurrir el despido.
En este caso, el juez notifica a la empresa que el despido es improcedente y se debe readmitir al empleado o abonar la indemnización correspondiente.
Despido nulo
Por otro lado, el despido también puede declararse nulo. Suele producirse en casos de mayor gravedad, como embarazos, bajas laborales, discriminación o vulneración de los derechos de los trabajadores.
El despido nulo conlleva el pago de una indemnización, como sucede en el despido improcedente, y el pago de una cuantía adicional.
En resumen, estos son los diferentes despidos que te puedes encontrar en el mundo laboral. Por tanto, si alguna vez te encuentras con esta situación, sabrás cómo diferenciarlos y cómo actuar.